
El Dinero También Corre por las Cañerías: La Ruta Económica del Agua en Maldonado

Todos sabemos que el agua es vital. Pero pocas veces pensamos en cuánto cuesta llevarla a nuestras casas, potabilizarla, mantener las redes, cuidar las fuentes y prepararnos para las sequías. En Maldonado, el recorrido del agua no solo incluye lagunas, caños y plantas potabilizadoras: también atraviesa presupuestos, fideicomisos, subsidios cruzados, y una gran cantidad de decisiones políticas. Este artículo explora esa “ruta del dinero” que suele pasar desapercibida, pero que es clave para la sostenibilidad del sistema.
1. Inversiones que sostienen el sistema, pero no alcanzan
La planta potabilizadora de Laguna del Sauce ha recibido entre 30 y 35 millones de dólares en inversiones. Allí se han instalado filtros biológicos y un sistema de ozono para enfrentar los problemas generados por las cianobacterias. A eso se suma la gestión de la represa de El Potrero, clave para regular el nivel del agua. Pero más allá del corazón del sistema, las redes de distribución y saneamiento también requieren atención urgente: se estima que se necesitan al menos 120 millones de dólares para sustituir cañerías antiguas y extender la cobertura de saneamiento. El fideicomiso recientemente aprobado por 55 millones de dólares cubrirá solo una parte.
2. ¿Quién paga? Tarifa, subsidios y una OSE centralizada
OSE recauda dinero por la tarifa de agua, pero no cubre todos los costos operativos ni de inversión. Parte de lo recaudado en Maldonado se usa para financiar obras en otras zonas del país. Esto genera un sistema de subsidios cruzados que, si bien es solidario, deja a Maldonado con poco margen para responder a sus propias urgencias. A pesar de ser una unidad de gestión superavitaria, OSE en Maldonado no tiene autonomía financiera. Las decisiones sobre tarifas se toman a nivel nacional, con criterios muchas veces más políticos que técnicos.
3. El presupuesto que no alcanza: planes sin plata
Existen planes detallados como el Plan Director de Agua Potable o el Plan de Gestión de la Cuenca de Laguna del Sauce. Pero la mayoría de sus acciones no tienen presupuesto asignado. Se planifica, se acuerda, se debate... pero luego no hay dinero para ejecutar. Esta desconexión entre planificación e implementación es uno de los grandes cuellos de botella del sistema. Incluso ante emergencias, muchas instituciones no tienen fondos para actuar de forma rápida. La fragmentación del presupuesto público entre distintas agencias hace casi imposible ejecutar acciones transversales.
4. Productores y vecinos: los costos invisibles
Los productores rurales enfrentan el desafío de implementar prácticas que cuidan el agua, como alambrar cursos, reducir carga ganadera o construir tajamares. Pero estas acciones cuestan, y hoy no están reflejadas en la tarifa del agua ni cuentan con apoyos estables. Programas como “Más Agua para el Desarrollo” del MGAP han ayudado, pero son insuficientes. Muchos pequeños productores arriendan tierra y no tienen incentivos para invertir a largo plazo. La situación se agrava con el alza de precios de la tierra y la presión inmobiliaria.
5. ¿Y si el problema no es solo el agua, sino el modelo de gestión?
Maldonado necesita más que plata: necesita una nueva forma de gestionar el agua. Eso implica más coordinación entre instituciones, presupuestos compartidos, reglas claras para el desarrollo inmobiliario, y la integración de los costos ambientales en las decisiones económicas. También implica hablar de tarifas con honestidad: ¿debemos pagar más si eso asegura agua segura y sustentable? ¿Cómo compensamos a quienes cuidan el recurso en el territorio?
La ruta del agua está llena de caños, pero también de números. Entender cómo circula el dinero en el sistema hídrico es esencial para exigir políticas más justas, eficientes y sostenibles. Porque sin financiamiento transparente, sin inversión inteligente y sin voluntad política, el agua seguirá corriendo… pero por un sistema cada vez más frágil.
INSUMOS AL ARTICULO
Entrevistas y grupos focales realizados en el marco del proyecto "Brechas de adaptación en la seguridad hídrica"